Los sacerdotes que no son ordenados por el Partido Comunista de Vietnam terminan en la cárcel.

REDACCION HO.- Asaltos policiales contra templos católicos, destrucción de símbolos e imágenes, asaltos para destruir cruces o imágenes de la Virgen y sacerdotes detenidos forman parte de la vida cotidiana de la Iglesia en Vietnam, el segundo país con más católicos del sureste asiático.

En Hanoi, quinientos policías atacaron en la madrugada del pasado miércoles a un grupo de fieles que trataban de defender la cruz de su cementerio, situado junto al templo parroquial. Las fuerzas de seguridad del régimen comunista habían entrado en el recinto para destruir la cruz, cuya presencia, según las autoridades, es ilegal.

La policía se presentó en la parroquia de Dong Chiem con perros, bombas lacrimógenas, explosivos y maquinaria para derribar la cruz y causaron varios heridos, dos de ellos graves.

Los ataques a los católicos se vienen sucediendo con la excusa de una ley que prohíbe la exhibición pública de símbolos religiosos. El régimen comunista vietnamita quiere recluir los símbolos religiosos al ámbito de la vida privada, de modo que nunca salgan de las viviendas de sus ciudadanos.

El 5 de noviembre pasado y con el mismo procedimiento fue destruida otra estatua de la Virgen María en el cementerio de la parroquia de Bau Sen, en la diócesis de Vinh.

Mientras tanto, el sacerdote católico Phan Van Loi sigue bajo arresto domiciliario desde hace diez años tras haber pasado otros ocho años en las cárceles del régimen:

"La cárcel fue una experiencia preciosa: vivir en la prisión me sirvió para ver la ferocidad y la inhumanidad del régimen comunista."

El sacerdote perteneció al movimiento Bloque 8406, que reclamaba libertades democráticas. El gobierno vietnamita le encarceló a él y al también sacerdote Nguyen Van Ly:

"Controlan el reclutamiento, la formación y la ordenación de los sacerdotes. Están presentes en las misas y no nos permiten tener publicaciones propias. ¿Es eso libertad?"

El padre Van Loi, que fue condenado a prisión por ser ordenado fuera del estamento religioso oficial controlado por el Partido Comunista vietnamita, denuncia el gobierno le ha cortado la línea de más de 30 tarjetas de telefonía móvil para impedir que hable con la prensa y las organizaciones extranjeras:

"Aunque no tengo la libertad de ejercer mis funciones de sacerdote en la parroquia, nadie me puede impedir la libertad de alma."

(Source: http://www.hazteoir.org/node/26980)